estrés y el intestino: fisiopatología, consecuencias clínicas, enfoque diagnóstico y opciones de tratamiento

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El estrés, que se define como una amenaza aguda para la homeostasis, muestra efectos a corto y largo plazo sobre las funciones del tracto gastrointestinal., La exposición al estrés resulta en alteraciones de las interacciones cerebro-intestino («eje cerebro-intestino») que en última instancia conducen al desarrollo de una amplia gama de trastornos gastrointestinales, incluyendo la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), el síndrome del intestino irritable (SII) y otras enfermedades gastrointestinales funcionales, respuestas adversas relacionadas con antígenos alimentarios, úlcera péptica y enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE)., Los principales efectos del estrés en la fisiología intestinal incluyen: 1) alteraciones en la motilidad gastrointestinal; 2) aumento en la percepción visceral; 3) cambios en la secreción gastrointestinal; 4) aumento en la permeabilidad intestinal; 5) efectos negativos en la capacidad regenerativa de la mucosa gastrointestinal y el flujo sanguíneo de la mucosa; y 6) efectos negativos en la microbiota intestinal., Los mastocitos (MC) son efectores importantes del eje cerebro-intestino que traducen las señales de estrés en la liberación de una amplia gama de neurotransmisores y citoquinas proinflamatorias, que pueden afectar profundamente la fisiología gastrointestinal. El SII representa el trastorno gastrointestinal más importante en los seres humanos, y se caracteriza por dolor crónico o recurrente asociado con motilidad intestinal alterada. Las pruebas de diagnóstico para pacientes con SII incluyen análisis de sangre de rutina, pruebas de heces, serología de enfermedad celíaca, sonografía abdominal, pruebas de aliento para descartar carbohidratos (lactosa, fructosa, etc.).,) intolerancia y sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. Se recomienda la colonoscopia si se presentan síntomas alarmantes o para obtener biopsias de colon, especialmente en pacientes con SII con predominio de diarrea. El manejo del SII se basa en un enfoque multifactorial e incluye la farmacoterapia dirigida contra el síntoma predominante, el tratamiento conductual y psicológico, las alteraciones dietéticas, la educación, la tranquilidad y la relación efectiva entre el paciente y el médico., Al evaluar la condición inducida por estrés en el tracto GI superior, las pruebas diagnósticas incluyen principalmente análisis de sangre y gastroscopia para descartar ERGE y enfermedad de úlcera péptica. La terapia para estas Condiciones se basa principalmente en la inhibición del ácido gástrico por los inhibidores de la bomba de protones y la erradicación de la infección por Helicobacter pylori. Además, se ha demostrado que la melatonina, un importante mediador del eje del intestino cerebral, tiene importantes efectos protectores contra las lesiones inducidas por el estrés en el tracto gastrointestinal., Finalmente, los probióticos pueden afectar profundamente las interacciones cerebro-intestino («eje microbioma-intestino-cerebro») y atenuar el desarrollo de trastornos inducidos por estrés en el tracto gastrointestinal superior e inferior. Se necesitan más estudios sobre el eje cerebro-intestino para abrir nuevas vías terapéuticas en el futuro.


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