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tres décadas de catálogos en línea

El marco actual en el que se desarrolla la búsqueda y recuperación de información ha provocado cambios irreversibles, tanto en la función tradicionalmente asignada a los catálogos en línea como en la posición que ocupan en el acceso a la información, en competencia con la colección de herramientas globales para la recuperación implementadas en la web., Parece claro que hoy en día los catálogos no representan elementos nucleares en la búsqueda de información y que tienen que limitarse a ocupar un modesto segundo nivel.,

originalmente, el catálogo online se concibió como una herramienta bibliotecaria esencial y creemos que, en cierta medida, esta concepción del OPAC ha sobrevivido por parte de la comunidad profesional que ha considerado el catálogo como un producto de los procesos técnicos de la biblioteca más que como un servicio al usuario, un usuario inmerso en la sociedad de la información y que parece exigir catálogos online muy diferentes de los que se ofrecen hoy en día.,

Las bibliotecas, y en concreto las bibliotecas universitarias, han realizado grandes inversiones para adaptarse a los cambios tecnológicos que requiere la web, haciendo especial hincapié en la interoperabilidad y la normalización. Sin embargo, los recursos, los servicios bibliotecarios y los profesionales de la información y la documentación parecen, en cierto modo, pasar desapercibidos en el universo de sobreabundancia de información que caracteriza a nuestra sociedad y ocupar una posición marginal en el mercado consumidor de información electrónica.,

además de modificar casi todas las tareas técnicas en los centros, Internet ha planteado uno de los principales retos a los que se enfrentan los profesionales en este momento: la incorporación de la información tradicional y electrónica, física y virtual, en información fee y bajo licencia. Paradójicamente podemos notar dos tendencias que afectan la concepción del OPAC como herramienta de recuperación en la biblioteca: la integración y la diversificación. Como hemos señalado, por un lado, el catálogo de las bibliotecas híbridas incluye Libros, Libros electrónicos, revistas impresas y electrónicas, recursos web, etc.,, y, por otro lado, desde el portal web de la biblioteca el usuario podrá acceder a bases de datos suscritas por la institución, plataformas de proveedores de contenidos electrónicos, otros catálogos, repositorios y recursos. Esta situación tiene un importante nivel de complejidad para el usuario final con el fin de comprender la funcionalidad y el valor añadido del OPAC en contraste con otras herramientas de recuperación, y elegir el catálogo en línea como primer elemento de búsqueda, incluso en el portal de la biblioteca.,búsqueda aneosa y de referencia cruzada a diferentes recursos electrónicos, haciendo buen uso de metadatos, como MetaLib1 o Research Pro,2 y finalmente, soluciones con herramientas específicas que conforman una nueva interfaz disociada del OPAC, como AquaBrowser,3 basada en mapas conceptuales, indexa automáticamente, presenta los resultados por orden de relevancia y redirige al usuario a la fuente precisa, tanto dentro como fuera del sistema de biblioteca; además, compara los Términos de búsqueda de un usuario con los metadatos de su catálogo con el objetivo de crear mapas visuales de asociaciones o vistas de campos de interés.,

a todo esto hay que añadir la liquidación de los sistemas de enlaces de cotización que aprovecha las ventajas de OpenURL y las soluciones tecnológicas aportadas por algunas de las principales empresas del sector, que cuentan con aplicaciones específicas para resolver la compleja red de enlaces establecida en el tratamiento de recursos electrónicos SFX de ExLibris, WebBridge LR de Innovative Interfaces o Resolver para SirsiDynix4 ilustran este tipo de herramientas.,

a pesar de todos los esfuerzos dirigidos al desarrollo de nuevos catálogos, los evidentes desarrollos tecnológicos introducidos por las empresas vendedoras de software destinado a la integración de recursos, el trabajo de la comunidad bibliotecaria en el diseño de los portales y la adaptación de los servicios prestados, es inevitable que los usuarios no encuentren el OPACs fácil de usar. Los argumentos explicados anteriormente son retomados por Borgman (1996) en su estudio de 1986 para confirmar las claras dificultades en el uso de los catálogos en línea una década más tarde., Las mejoras en las interfaces, según el profesor Borgman, han sido superficiales; no han respondido a las funcionalidades esenciales del OPAC, cuyos sistemas de búsqueda están diseñados para los bibliotecarios profesionales con un sólido fondo conceptual en Recuperación de información. Teniendo en cuenta todos estos problemas, no debemos sorprendernos por las conclusiones del informe de Calhoun et al., (2009: 51) en el que se destacan diferencias significativas entre las prioridades cualitativas establecidas por los usuarios y bibliotecarios en el uso del catálogo, así como en los datos que éste debe proporcionar. Mientras que el punto de vista de los bibliotecarios todavía se aferra a los principios clásicos de la organización de la información, las expectativas de los usuarios están claramente influenciadas por las herramientas y servicios web a su disposición.,

para Novotny (2004), el interés mostrado en los OPACs comenzó a disminuir cuando la preocupación en las bibliotecas a finales de la década de 1990 se centró en la inclusión de recursos electrónicos en las colecciones. En este período, Una nueva generación de usuarios ha entrado en la universidad, con la esperanza de que los catálogos en línea funcionen como un motor de búsqueda., La estrategia de la pregunta estándar consiste en buscar la palabra clave y, como Añade Novotny con mayor sorpresa, «estos usuarios no tienen demasiada curiosidad por saber cómo funciona el catálogo, hacen el menor esfuerzo posible por formular su búsqueda y no entienden las capacidades de un OPAC».

para entender lo que Karen Markey (2007) llama la ‘caída en desgracia’ del Catálogo, la autora repasa las oportunidades perdidas desde principios de la década de 1980 hasta la era de Google y de los proyectos de digitalización masiva., De la edad de oro del catálogo en la década de 1980 pasamos a las recomendaciones sugeridas en la década de 1990, que no han sido tratadas adecuadamente:

para facilitar la búsqueda de temas, utilizando búsquedas probabilísticas post-booleanas con revisión ortográfica automática, peso de los Términos, stemming inteligente, retroalimentación de relevancia y disposición de los resultados por ranking de relevancia.

dinamizar las decisiones de selección de los usuarios en el catálogo, añadiendo tablas de contenidos e índices.,

reducir el volumen de búsquedas fallidas en determinadas materias, añadiendo al catálogo textos completos, como artículos de revistas y periódicos, enciclopedias, tesis, informes de las distintas administraciones, etc.

aumentar las estrategias de búsqueda a través de clasificaciones.

en el mismo trabajo Karen Markey señala diez razones, con las que estamos totalmente de acuerdo, explicando por qué estas sugerencias no se han aplicado:

obsesión de los profesionales de la biblioteca con la catalogación Descriptiva.,

las prioridades de los Servicios técnicos se centraron en la catalogación retrospectiva o control de autoridad.

dedicación centrada en los Servicios Técnicos en contraste con la necesidad de promover los servicios al usuario.

aumento constante por artículo en el costo de catalogación.

fracaso de la comunidad investigadora para llegar a un acuerdo sobre las necesidades más urgentes de mejora del catálogo y sobre las soluciones a adoptar para reducir los costes asignados a la catalogación.

no actuar armoniosamente en las mejoras del sistema.

tendencia inflacionaria en los presupuestos de las bibliotecas.,

el costo en el desarrollo de colecciones y los recursos asignados a las licencias de contenidos electrónicos que impulsan el crecimiento del movimiento de acceso abierto.

altos costos, generalmente tecnológicos, del Sistema Integrado de bibliotecas (ILS).

fracaso de los proveedores de ILS para realizar cambios en la tecnología de recuperación que respondan adecuadamente a las mejoras del sistema. Marcada falta de conexión entre las instituciones y las fuerzas del mercado para converger en una dirección que mantenga a los usuarios alerta al OPAC.,

el informe Calhoun (2006), encargado por la Biblioteca del Congreso, hace hincapié en cómo los usuarios atribuyen al catálogo la tendencia a contener principalmente referencias, con muy poca capacidad para realizar búsquedas de texto completo. Las personas entrevistadas en el trabajo coinciden categóricamente en que el catálogo no constituye una herramienta de búsqueda prioritaria en el abanico de posibilidades existentes; además, el catálogo proporciona una cobertura insuficiente en el universo de la información académica., Los usuarios encuestados parecen responder claramente a la cuestión de la integración del catálogo con otras herramientas de recuperación de información, inclinándose por la inclusión de las colecciones de la biblioteca en Google.

el catálogo actual cubre una importante colección básica, especialmente libros y revistas, en formato impreso y electrónico, pero esta colección es limitada con respecto a lo que los estudiantes y profesores desean encontrar y utilizar.,er aprecia a Google y valora especialmente la herramienta Google Books, un gran proyecto que no hubiera sido posible sin los acuerdos de digitalización emprendidos en colaboración con algunas de las bibliotecas más importantes de todo el mundo; además de estos acuerdos, la colaboración con OCLC también es un hecho significativo,en concreto el enlace a los resultados de WorldCat, 5 también accesible desde Yahoo, o en España el acuerdo con REBIUN (Red de Bibliotecas Universitarias)6 desde 2006, combinando los resultados de las búsquedas de Google Books y el catálogo colectivo en esta red., La opinión es en gran medida favorable a la incorporación de los catálogos en los motores web, una de las acciones recomendadas por Markey (2007) o el estudio del CIBER (2008).

en el mismo informe de Calhoun (2006: 38) Se hace hincapié en que la interfaz del catálogo, ya sea única o colectiva, «debe ser similar y funcionar como Google». Los usuarios esperan una satisfacción instantánea y una retroalimentación positiva de los sistemas que utilizan. Asimismo, las personas entrevistadas sugirieron el enriquecimiento del catálogo con imágenes de portada, reseñas, tablas de contenidos, etc., Del mismo modo, se consideraron nuevas ideas para la mejora de la usabilidad del catálogo a través de los conceptos FRBR, las técnicas de visualización y las características interactivas. Se sugirieron catálogos más interactivos que pudieran ofrecer fuentes RSS, marcado social, etc.

en ese sentido, el informe sobre bibliotecas de la Universidad de California (2005: 7) es concluyente: los catálogos de bibliotecas actuales no están adecuadamente diseñados para las tareas de búsqueda, recuperación y selección en el creciente conjunto de recursos disponibles en nuestras bibliotecas., Se adaptan mejor a la localización y adquisición de artículos conocidos y, tanto para bibliotecarios como para usuarios, el catálogo es solo otra opción de acceso a nuestras colecciones. Ofrecen un grupo fragmentado de sistemas para buscar información publicada, catálogos, bases de datos, plataformas de revistas electrónicas, repositorios institucionales, etc., cada uno de ellos con diferentes herramientas para la identificación y adquisición de materiales. Para el Usuario estas distinciones son arbitrarias; buscan solo simplicidad en la búsqueda y satisfacción en la respuesta.,

también recientemente se han notado los aspectos comunes de los catálogos con el exitoso modelo de librería virtual liderado por Amazon.7 funcionalidades que los usuarios aprecian especialmente en Amazon deben hacernos reflexionar. Zumer (2007) señala seis características de Amazon totalmente comparables a los OPACs: simplicidad, imagen de la portada, recomendaciones basadas en el seguimiento del comportamiento de los usuarios, comentarios – recomendaciones hechas por los lectores, disposición de los resultados de acuerdo con la popularidad y disponibilidad del contenido, y búsqueda de texto completo.,

si bien los avances realizados son aceptables, y las mejoras tecnológicas implementadas en los OPACs son notables, la realidad mostrada en los párrafos anteriores revela las dificultades de los catálogos en línea; la coincidencia y persistencia en los resultados de la investigación durante casi tres décadas es un hecho incuestionable: el usuario final tiene dificultades para utilizar los catálogos y, además, el éxito de la web ha llevado al declive y desplazamiento del OPAC como elemento de primer orden en la recuperación de información.


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